miércoles, 9 de julio de 2008

A un gato

No son más silenciosos los espejos
ni más furtiva el alba aventurera;
eres, bajo la luna, esa pantera
que nos es dado divisar de lejos.
Por obra indescifrable de un decreto
divino, te buscamos vanamente;
más remoto que el Ganges y el poniente,
tuya es la soledad, tuyo el secreto.
Tu lomo condesciende a la morosa
caricia de mi mano. Has admitido,
desde esa eternidad que ya es olvido,
el amor de la mano recelosa.
En otro tiempo estás. Eres el dueño
de un ámbito cerrado como un sueño.

Jorge Luis Borges

5 comentarios:

sonrisadetigre dijo...

Majo al fin pude darme una vuelta por el blog.. me enganche al final... no soy lector... pero lo de borges que posteaste esta genial, muy buen gusto al elegirlo para subir. En las alturas no se porque pero me di cuenta que es tuyo, la verdad que quede impresionado por tus palabras mucha poesia y musica.
No dejes de postear
Carlos

sonrisadetigre dijo...

Majo al fin pude darme una vuelta por el blog.. me enganche al final... no soy lector... pero lo de borges que posteaste esta genial, muy buen gusto al elegirlo para subir. En las alturas no se porque pero me di cuenta que es tuyo, la verdad que quede impresionado por tus palabras mucha poesia y musica.
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Carlos

sonrisadetigre dijo...

Majo al fin pude darme una vuelta por el blog.. me enganche al final... no soy lector... pero lo de borges que posteaste esta genial, muy buen gusto al elegirlo para subir. En las alturas no se porque pero me di cuenta que es tuyo, la verdad que quede impresionado por tus palabras mucha poesia y musica.
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Carlos

Anónimo dijo...

Majo al fin pude darme una vuelta por el blog.. me enganche al final... no soy lector... pero lo de borges que posteaste esta genial, muy buen gusto al elegirlo para subir. En las alturas no se porque pero me di cuenta que es tuyo, la verdad que quede impresionado por tus palabras mucha poesia y musica.
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Carlos

NuNú dijo...

Muchos años después de escribir este poema Borges tuvo un gato al que llamó Beppo. Beppo no condescendia a la caricia, se entregaba a la admiración de una mano. Nunca se dió cuenta de que detrás de la mano estaba el maestro...